martes, 16 de agosto de 2016

Martes 16 de agosto

Martes de la 20ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 19, 23-30

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Creedme; difícilmente entrará un rico en el Reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los cielos". Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: "Entonces, ¿quién puede salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les dijo: "Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo". Entonces le dijo Pedro: "Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?" Jesús les dijo: "Creedme, cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros".

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

La riqueza es un gran impedimento para seguir a Jesús. Quizá sea el más insalvable. El primer paso para superar este obstáculo es reconocerlo. Casi siempre pensamos que somos pobres y que los ricos son los otros. Todos tenemos unas riquezas u otras. Todos estamos apegados a ellas, más o menos.
            “Señor, enséñanos a usar los bienes, sin depender de ellos”
            “Perdona y cura nuestro a afán de poseer, de acumular”
            “Gracias por las personas que saben dejarlo todo por ti”

“Para los hombres es imposible, pero para Dios nada es imposible”. Dejarlo todo es signo de nuestra entrega al Señor, pero antes que eso es un don de Dios. Él nos da la posibilidad de dejarlo todo. Es un don que tenemos que pedir y vivir en lo más pequeño de cada día.
            “Señor, danos el don de la pobreza y la disponibilidad”

Dios no se deja ganar en generosidad. ”El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”.
¿Cuál es tu experiencia? ¿Qué te ha dado Dios cuando has sido generoso con Él? ¿Que te dice Dios? ¿Qué le dices?

Dice el Evangelio de hoy: DIOS LO PUEDE TODO (NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS). Así lo canta y lo reza la Hermana Glenda: http://www.youtube.com/watch?v=iHX1kzwxWX8

¿Por qué tengo miedo,
si nada es imposible para ti? (cuatro veces)

¿Por qué tengo tristeza,
si nada es imposible para ti? (cuatro veces)
Nada es imposible para ti.
Nada es imposible para ti.

¿Por qué tengo dudas,
si nada es imposible para ti? (cuatro veces)

Enséñame a amar,
porque nada es imposible para ti. (dos veces)
Enséñame a perdonar,
porque nada es imposible para ti. (dos veces)
Nada es imposible para ti.
Nada es imposible para ti.

Tú te hiciste hombre,
porque nada es imposible para ti. (cuatro veces)

Tú venciste a la muerte,
porque nada es imposible para ti. (dos veces)
Tú estás entre nosotros,
porque nada es imposible para ti. (dos veces)
Nada es imposible para ti.
Nada es imposible para ti.

¿Por qué tengo miedo,
si nada es imposible para ti? (dos veces)
Nada es imposible para ti.
Nada es imposible para ti.

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No te rindas, aunque a veces duela la vida, aunque pesen los muros, y el tiempo parezca tu enemigo.
No te rindas, aunque las lagrimas surquen tu rostro y tu entraña, demasiado a menudo.
Aunque la distancia con los tuyos parezca insalvable, aunque el amor sea hoy un anhelo difícil,
y a menudo te muerdan: el miedo, el dolor, la soledad, la tristeza y la memoria.
No te rindas, porque sigues siendo capaz de luchar, de reir, de esperar, de levantarte las veces que haga falta.
Tus brazos aun han de dar muchos abrazos, y tus ojos verán paisajes hermosos.
Acaso cuando te mires al espejo, no reconoces lo hermoso, pero Dios, sí.
Dios te conoce, y porque te conoce, sigue confiando en ti, sigue creyendo en ti,
sabe que, como el ave herida, sanarán tus alas, y levantarás el vuelo, aunque ahora parezca imposible.
No te rindas, que hay quien te ama sin condiciones, y te llama a creerlo.

José María Olaizola sj


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.