miércoles, 8 de febrero de 2017

Miércoles 8 de febrero

Miércoles de la 5ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 7, 14-23

En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
El que tenga oídos para oír que oiga.
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la comparación.
El les dijo: ¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina.
(Con esto declaraba puros todos los alimentos) Y siguió: Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre.
Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad.
Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Los judíos creían que eran impuros los que comían ciertos alimentos. Se dejaban llevar por las apariencias. A veces también juzgamos (o se nos juzga) por el aspecto exterior, por el color de la piel, por la forma de hablar...
    "Señor, no nos dejes caer en la superficialidad"
    "Enséñanos a descubrir el corazón de las personas"
    "Perdona nuestra juicios precipitados e injustos"

Lo importante es lo que sale del corazón. Por lo tanto, nuestra tarea más importante es "cuidar nuestro corazón". ¿Cómo podemos cuidarlo? Podemos estar atentos para descubrir malos deseos, endurecimientos, falta de ilusión...  y sobre todo, podemos encontrarnos con Jesús, en la oración y en los sacramentos. Él nos lo cuidará mejor que nadie.

Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que todos somos obra de Dios, llevamos algo de bueno en el corazón.
Que todos valemos la pena, y nos queda algo de la imagen de Dios.
Que a todos hay que darles otra oportunidad.
 
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que todos somos dignos de amor, justicia, libertad, perdón.
Que todos somos dignos de compasión, respeto y de muchos derechos.
Que todas las criaturas son mis hermanas.
Que la creación es obra maravillosa de Dios.
 
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que no hay razón para levantar barreras, cerrar fronteras.
Que no hay razón para ninguna clase de discriminación.
Que no hay razón para el fanatismo y para no dialogar con alguien.
Que no hay razón para maldecir, juzgar y condenar a nadie.
Que no hay razón para matar, ni para el racismo.
 
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que todos los ancianos tienen un caudal de sabiduría, y los jóvenes, de ideales.
Que los adolescentes tienen un caudal de planes, y los niños, de amor.
Que las mujeres tienen un caudal de fortaleza, y los enfermos, de paciencia.
Que los pobres tienen un caudal de riqueza,
y los discapacitados, de capacidades.
 
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que hay razón para tender puentes, dar a todos la paz, trabajar por la paz,
amar y defender la creación.
Que hay razón para ser hermanos y seguir siendo amigos.
Que hay razón para sonreír a todos.
Que hay razón para dar a todos los buenos días, dar a todos la mano,
intentar de nuevo hacerlo todo mejor.
 
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que hay razón para seguir viviendo, para vivir en comunidad.
Que hay razón para prestar un oído a lo que dicen los demás.
Que hay razón para servir, amar, sufrir.
 
Purifica mi corazón. Limpia mi mirada. Y viviré.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

martes, 7 de febrero de 2017

Martes 7 de febrero

 Martes de la 5ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 7, 1-13

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de Jerusalén y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras (es decir, sin lavarse las manos) (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas) Según eso, los fariseos y los letrados preguntaron a Jesús: ¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen tus discípulos la tradición de los mayores ? El les contestó: Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos».
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.
Y añadió: Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición.
Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre» y «el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte».
En cambio vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: «Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo» , ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Los fariseos no amaban al Señor. Al contrario: lo odiaban. Y cualquier razón era buena para criticarlo.
    "Señor no dejes que domine en nosotros el odio"
    "Ayúdanos a descubrir lo bueno de cada persona"

Algunos judíos hacían muchas cosas "piadosas", pero el corazón estaba lejos de Dios. Nosotros vamos a la Eucaristía, tenemos grupos de vida, estamos comprometidos... Pero ¿dónde está nuestro corazón? ¿qué te dice Dios? ¿qué le dices?

Señor, ayúdanos a descubrir nuestras incoherencias,
a no justificar nuestros errores y pecados,
a no acostumbrarnos a nuestra mediocridad.

Compartimos una parte de nuestro dinero,
pero nuestro estilo de vida sigue siendo consumista.

Empleamos tiempo y dinero para arreglarnos por fuera,
pero ¡qué poco cuidamos nuestro interior!

Hablamos mucho de justicia y solidaridad,
pero muy pocos pobres tienen sitio en nuestra casa y en nuestro corazón.

Apoyamos el reciclaje, el medio ambiente, la ecología;
pero seguimos generando toneladas de basura.

Defendemos mucho nuestros derechos,
pero casi no hacemos nada por las personas "sin-derechos".

Acudimos a reuniones, nos gusta encontrarnos con los demás,
pero nuestra vida es demasiado individualista.

Participamos de vez en cuando en oraciones y celebraciones,
pero no nos acabamos de fiar de Dios.

(Cada uno piense cuáles son sus incoherencias personales)

Señor, sabemos que Tú nos quieres tal y como somos,
que tu amor es mucho más grande que nuestra incoherencias;
¡Cuánto te agradezco que me ames, a pesar de todo!

Danos tu luz y tu fuerza para superar contradicciones
para acercarme cada día a lo que tú has soñado para mí,
para que se puedan cumplir nuestros mejores deseos,
para trabajar por la verdad, la justicia y la paz,
para que crezcan en nuestro corazón la alegría y la esperanza.
Amén.


Los judíos buscaban excusas (muy buenas) para no cumplir la ley en lo más importante: para no tener que socorrer a los padres, ofrecen los bienes al templo. ¿Qué excusas ponemos para no cumplir la voluntad de Dios? ¿qué le dices?

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 6 de febrero de 2017

Lunes 6 de febrero

Lunes de la 5ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 6, 53-56

En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron.
Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas.
En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza, y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús y sus discípulos llegaron  Genesaret. No esperan a que los demás se acerquen.
    "Señor, gracias por salir a mi encuentro"
    "Ayúdame a salir al encuentro del que me necesita"

Jesús tenía "debilidad" por los enfermos. Conocía sus sufrimientos, los del cuerpo y los del alma. Sabía de sus soledades. Y nosotros ¿cómo tratamos a los enfermos? ¿qué tiempo les dedicamos? ¿Qué te dice el Señor? ¿qué le dices?

En este evangelio Jesús se dejaba tocar. Es un signo de cercanía, de amor. En la Eucaristía Jesús se deja comer, es el signo más importante de su amor, de su cercanía.

Señor, déjame ir contigo
sólo quiero caminar
detrás, pisar donde pisas
mezclarme entre tus amigos.

Recorrer esas aldeas
que habitan los olvidados
los que no recuerda nadie
ver como los recuperas.

Quiero escuchar tu palabra
simple y preñada de Dios
que aunque a muchos incomode
a tanta gente nos sana.

Quiero sentarme a tu mesa
comer del pan compartido
que con tus manos repartes
a todos los que se acercan.

Y un día tocar tu manto
como esa pobre mujer
suave, sin que tú lo notes
arrancarte algún milagro.

Esa que todos marginan
se atreve a abrazar tus pies
y derrama su perfume
porque en ti se ve querida.

Que de tanto ir junto a ti
pueda conocerte más,
tú seas mi único amor
y te siga hasta morir.

Javi Montes SJ.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 5 de febrero de 2017

Domingo 5 de febrero

Domingo de la 5ª semana del t.o. C

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 5, 1‑11

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
—«Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó:
—«Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.»
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:
—«Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con el, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón:
—«No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Pedro  fue en este evangelio el pescador pescado. Al experto pescador le mostró Cristo cuántas cosas podía aprender. ¿Qué me va a enseñar a mí éste? Si nos abriéramos a Dios descubriríamos que Él sabe más de nosotros que nosotros mismos, que nos quiere más que nosotros y que puede guiarnos hasta lo mejor de nuestras vidas.

!Remad mar adentro! Es el lema que el Papa nos propuso para este nuevo milenio de seguimiento a Cristo. Intentar cosas nuevas, lanzarnos a proyectos ambiciosos, pasar de pescar peces a pescar hombres y mujeres, colaborar con la construcción del Reino.

Y, por fin, el no temas. No estamos solos. Él nos precede, Él guía la humilde barca de la Iglesia. Nosotros colaboramos. Tenemos que arriesgarnos a que el Señor nos complique un poco la vida. Pero esta vocación nuestra a participar en el Reino dará un nuevo sentido a nuestra vida. Seremos los pescadores pescados.

Paseando por la orilla del lago,
o recorriendo pueblos y ciudades,
o adentrándote en el silencio del desierto,
o deteniéndote en las plazas públicas,
o contemplando las muchedumbres derrengadas,
o invitándote a comer en nuestra casa,
o haciéndote presente en las sendas y encrucijadas
que frecuentamos, y en las que nos perdemos...
nos ves tan atrapados
en las redes del ayer y del presente
-en el trabajo, en la familia,
en el ocio o en el negocio,
en el paro o en el confort,
en el fracaso y en la desilusión,
en los viajes y en las soledades,
en internet y facebook,
en los msn, twitter y skype,
en las drogas con nombre o sin él,
en las migajas de placer....

Pero Tú nos invitas y llamas a seguirte,
dejando lo que nos ata libremente,
y ofreciéndonos un nuevo horizonte
si creemos y acogemos el reino que traes.

Y nosotros te escuchamos,
y dejando todas las redes,
nos convertimos
y nos vamos contigo,
y gustamos tu buena noticia al instante.

Mas al poco tiempo,
como casi siempre,
viene la crisis,
se nos nubla el horizonte,
nos hacemos reticentes
y nos olvidamos de que nos enamoraste.

Pero Tú, que eres fiel,
vuelves a llamarnos por nuestro nombre
y a susurrarnos tus quereres
invitándonos a ser tus seguidores
para que vivamos felices.

Florentino Ulibarri


-----------------------

Señor, no soy nada.
¿Por qué me has llamado?
Has pasado por mi puerta y bien sabes
que soy pobre y soy débil.
¿Por qué te has fijado en mí?

Me has seducido Señor
con tu mirada.
Me has hablado al corazón y me has querido.
Es imposible conocerte y no amarte.
Es imposible amarte y no seguirte.

¡Me has seducido Señor!
Señor, yo te sigo
y quiero darte lo que pides
aunque hay veces que me cuesta darlo todo.
Tú lo sabes, yo soy tuyo. Camina, Señor, junto a mí.

Señor, hoy tu nombre es más que palabras:
es tu voz que hoy resuena en mi interior
y me habla en el silencio.
¿Qué quieres que haga por ti?

Canción del grupo Kairoi


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

sábado, 4 de febrero de 2017

Sábado 4 de febrero

Sábado de la 4ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 6, 30-34

En aquel tiempo, los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

El detalle de convivencia entre el Señor y los discípulos de este evangelio puede servirnos para nuestra propia relación con Cristo: Reunidos con Él, le contaban lo que habían hecho y descansaban pacíficamente. Los momentos de oración pueden ser también momentos de reposo con el Señor, de trato amistoso con él, como hacemos con tantos otros amigos

Lo mismo que el ave regresa al hogar y encuentra su descanso en su nido, así mi alma descansa en ti, Señor. Porque tú eres el gozo de nuestra alma, la abertura siempre abierta, la puerta de la esperanza, en ti nos confiamos en el descanso.Cuando llega la tormenta, cuando el frío arrecia tras los cristales, cuando todo parece que va a concluir en tragedia.

Tú eres el descanso, la plenitud sin fin, el infinito que se puede tocar, el que cierras nuestros ojos con tus delicadas manos. Aunque a veces me duermo enseguida, pensar en ti me hace sentirme mejor, me brota una paz inexplicable, y al punto me duermo en paz. Aunque mis padres me abandonaran, aunque el sol no calentase, yo descansaría seguro en el Señor, estaría muy a gusto con mi Dios. Amén.


Estar con el Señor tiene un efecto sobre el corazón: lo hace atento a los otros, lo hace compasivo. ¿Somos sensibles a las necesidades de los demás? ¿Eso nos hace más disponibles, nos da iniciativa, nos hace adelantarnos al servicio de los hermanos? ¿Nuestra compasión alcanza todo el mundo, hasta los problemas acuciantes de tantos países?

Recibir y dar. Ese debería ser el movimiento ordinario y contagioso de un cristiano: atento a los múltiples dones de Dios y de los otros, los acoge con alegría y los comparte. Y se crea entonces un efecto multiplicador, de acción más que de palabras, que genera una atmósfera de paz, de serenidad, de comprensión mutua. Recibir y dar.


Venid a un sitio tranquilo;
a un lugar apartado del bullicio agobiante
que nos acompaña día y noche;
a un lugar retirado
de vuestros negocios y preocupaciones,
de vuestras falsas necesidades;
a un lugar apropiado para encontraros
con Dios, entre vosotros y con vosotros mismos.
Venid a un sitio adecuado
para reparar fuerzas.

Y descansad un poco.
Detened vuestro ritmo alocado.
Haced un alto en el camino.
Sosegaos de tanto ajetreo.
Que se calmen vuestros nervios.
Que se serene vuestro espíritu.
Dejad la mochila a un lado,
quitaos las sandalias
y lavaos el cuerpo entero
para reparar fuerzas.

Los que estáis rendidos y agobiados,
los que vivís bajo el yugo de las responsabilidades,
los que soportáis el peso de los compromisos
y de las obligaciones ineludibles,
los que camináis con los ojos tristes
y la espalda doblada,
los que ya sólo divisáis niebla en el horizonte,
los que no sabéis vivir sin cargas y cruces,
echad el freno y apearos
para reparar fuerzas.

Yo os aliviaré.
Os sanaré la mente.
Tonificaré vuestro corazón.
Curaré vuestras heridas.
Vigorizaré vuestro cuerpo.
Calmaré vuestra ansiedad.
Os quitaré las pesadillas...
Estaré con vosotros en todo momento.
Tomaos un respiro conmigo
para reparar fuerzas.

Venid conmigo, amigos.
Gozad este momento y lugar.
Gustad todo lo suyo –que es vuestro–:
las verdes praderas, las aguas frescas,
los árboles frondosos,
el horizonte abierto...
Descansad sin prisas y sin miedo.
Cargad las pilas hasta rebosar
y escuchad mi buena nueva...
para reparar fuerzas.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 3 de febrero de 2017

Viernes 3 de febrero

Viernes de la 4ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 6, 14-29

En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él.
Unos decían: Juan Bautista ha resucitado, y por eso los ángeles actúan en él.
Otros decían: Es Elías.
Otros: Es un profeta como los antiguos.
Herodes, al oírlo, decía: Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Felipe, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía.
En muchos asuntos seguía su parecer y lo escuchaba con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.
El rey le dijo a la joven: Pídeme lo que quieras, que te lo doy.
Y le juró: Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.
Ella salió a preguntarle a su madre: ¿Qué le pido? La madre le contestó: La cabeza de Juan el Bautista.
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairar.
En seguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan.
Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Podemos poner a Herodes como un caso adelantado del juego de lo "políticamente correcto". Tenía que quedar bien. Había dado una absurda palabra en público. No quiso desairar a su corte. Y acabó haciendo algo que, en el fondo, no quería. !Qué triste vivir en desacuerdo con uno mismo!

Como contrapunto, Juan. Intento regir su vida desde la verdad. Hay una verdad de las cosas y una verdad sobre cada uno de nosotros. En lo profundo del corazón conocemos qué podemos ser, qué nos pide Dios, cuáles son las cosas por la que debemos luchar... incluso hasta poner en juego prestigio, tiempo, reputación, algo de dinero o... la vida?

Señor, enséñanos a encajar la cruz de cada día;
la cruz que exige el amor a los que más sufren y a todas las personas;
la cruz que conlleva la lucha por la verdad, por la justicia, por la paz;
la cruz que nos viene cuando somos fieles a Ti y a tu Evangelio.

Estas cruces nos resultan pesadas, Señor,
pero sufrimos más cuando nos encerramos en nosotros mismos,
cuando somos testarudos, egoístas
y nos dejamos llevar por la envidia o el rencor.

Señor, danos sabiduría para tener siempre presente
que la cruz por amor merece la pena,
nos hace más humanos, nos acerca a Ti
y da vida a cuantos nos rodean.

En cambio, el sufrimiento que nos trae el pecado
es más grande y enteramente inútil.
Señor, enséñame a sufrir como tú y contigo.
.

Este evangelio nos enfrenta ante la coherencia de nuestras opciones, ante el valor con que defendemos la verdad, ante el testimonio que damos frente a los amigos y ante la denuncia que nos pide Jesús para desenmascarar la hipocresía de una sociedad de la imagen y la competencia. Que este evangelio nos despierte.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

jueves, 2 de febrero de 2017

Jueves 2 de febrero

Presentación del Señor

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 2, 22-35

Cuando llegó el tiempo de la purificación de María según la ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén. para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la Ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor» y para entregar la oblación, con lo dice la ley del Señor: «Un par de tórtolas o dos pichones».
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el Consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu Santo, fue al templo. Cuando entraban con el Niño Jesús sus padres, para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
"Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz; porque Mis ojos han visto a tu Salvador a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel.»
José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo diciendo a María, su madre: «Mira: Este está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de Muchos corazones. Y a ti una espada te traspasará el alma.»

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Simeón aguardaba el Consuelo de Israel. Llevaba esperando muchos años, quizá toda su vida. Esperaba en Dios, esperaba en las promesas que Dios había hecho al pueblo, esperaba al Mesías, esperaba...  Y nosotros ¿esperamos? ¿o queremos las cosas ya, en el momento en el que las deseamos? Tenemos demasiada prisa. Sin embargo, el crecimiento personal y la relación con Dios y con los hermanos requieren tiempo, crecen en la espera.
     "Señor, perdona y cura mi prisas y agobios"
     "Tú Señor lo sabes todo. Dame lo que quieras cuando quieras"

B. Hay deseos y deseos... Simeón esperaba ver al Mesías. Y a ti ¿qué te gustaría ver? ¿qué esperas con todo el corazón? A veces, nuestros deseos son mezquinos. Pedimos a Dios que purifique y ensanche nuestros deseos.

C. "Luz para alumbrar a las naciones". Jesús es la luz. Y nosotros cristianos queremos vernos y ver la realidad con la luz de Jesús, desde su evangelio. Sin embargo, en muchas ocasiones utilizamos luces bien distintas...
     "Perdón Señor por despreciar tu luz"
     "Gracias Padre por la luz del evangelio"
     "Quiero ver con tus ojos, Señor."

D. Hoy se celebra el día de la vida consagrada.  La Iglesia da gracias a Dios por los religiosos y religiosas que consagran su vida a Dios desde el silencio de los conventos de clausura y desde su trabajo apostólico en la sanidad, la educación, la atención a los pobres...

Señor, dame un corazón humilde y confiado,
como el de Simeón y Ana, como el de María.

Ellos no tenían nada y, precisamente por eso,
se acercaban a Ti, ponían toda su confianza en Ti,
observaban la ley, cumplían tu voluntad.

No deseaban otra cosa que encontrarse contigo;
tenían un corazón limpio y una mirada transparente,
capaz de reconocerte en un recién nacido,

Señor, líbrame de la idolatría de las riquezas.
Ayúdame a compartir con generosidad lo que tengo,
No dejes que tenga otro Dios fuera de Ti.

No permitas que me apoye demasiado en las personas,
tampoco en mis propias fuerzas.
Qué sólo confíe plenamente en Ti, Señor.

Dame sabiduría y fuerza para ser pobre y libre,
purifica mi corazón de todo deseo que me aparte de Ti,
para estar abierto del todo a la plenitud de tu Amor.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.